Diseñar desde la cultura de residuo cero (zero waste) permite observar los telares como bienes preciados en sí mismos, además de revalorizar el esfuerzo humano para convertirlos en piezas de ropa. La Licenciatura en Diseño Textil de la IBERO Puebla contó con los testimonios de dos empresas de alcance internacional que han adoptado estrategias para construir modelos de consumo ecoamigable de moda.
Más con menos
Cuando Beaumaris Eilean Santillán Aldana terminó la preparatoria en 2014 se percató de que la industria textil era una de las más contaminantes. Sus acercamientos con el mundo de la moda comenzaron dos años antes con la creación de una marca de ropa bautizada con su nombre de pila. Desde 2016, Eilean es considerada una empresa 100% orgánica que busca alentar el uso de materia prima mexicana.
En 2018, la ONU clasificó a la moda pronta (fast fashion) como emergencia ambiental, lo que elevó la conciencia sobre los métodos de producción y los hábitos de consumo. Iniciativas como Fashion Revolution (España) han lanzado múltiples iniciativas para obligar a las grandes empresas a transparentar las condiciones bajo las cuales se fabrica la ropa.
Como respuesta al nuevo paradigma de la industria, en México se consolidó el concepto de moda ética en correspondencia con el trabajo con artesanos y sus derechos laborales y de propiedad intelectual. Posteriormente, se atendieron situaciones relacionadas con los recursos naturales.
La empresaria indicó que la moda puede encontrar sus problemas medulares en las cadenas de producción más que en los materiales: por corte de prendas, el 20% de los residuos textiles son nuevos. “En México, solo el 2% de los residuos textiles se reciclan. Hay muchas oportunidades para hacer negocio con reciclado. Me parece impresionante que se desperdicie tanto”.
“Se estima que cada prenda de moda pronta le dio la vuelta al mundo ocho veces antes de llegar a nosotros. Nuestra materia prima es nacional, lo que nos ayuda a minimizar la huella de carbono al importar”: Eilean Santillán.
La cultura de residuo cero implica el rescate de textiles a través del reciclado de mermas. También se busca que los diseños sean patronados con el fin último de mantener un desperdicio mínimo o nulo. Recordó Eilean Santillán: “no todas las prendas pueden realizarse en un patronaje de residuo cero. Esta es una solución de un porcentaje de los problemas”.
Como parte de su compromiso con la moda sostenible, Eilean ha lanzado líneas de prendas unitalla, las cuales son una respuesta a los excedentes en la producción de determinadas medidas. Otras acciones incluyen textiles sostenibles, uso de materiales 100% mexicanos, maquila controlada, ofertas sobre pedido (ready to order) y transparencia en sus procesos.
Consumo responsable
Creada en España en 2016, Sidikai se define como una empresa de moda con impacto positivo que se cimenta en el diseño y la economía circular. “Todos tenemos la responsabilidad de tomar los recursos que se nos han dado y hacer un mundo mejor. La mejor manera de ello es a través de lo que te apasiona”, comentó una de las fundadoras, Carlota Gramunt.
Se autoadscribe como una empresa del futuro concentrada en el impacto global de las actividades por encima de la generación de capital. Buscan generar valor para el negocio, para el planeta y para las personas a través de la recuperación del rol histórico de la moda como agente de cambio, particularmente en cuestiones de sostenibilidad y empoderamiento social.
La cultura zero waste forma parte de su filosofía de trabajo no solo en el desperdicio textil, sino en la incorporación de nuevos procesos orientados hacia el ecodiseño. Con el fin de aprovechar todas las superficies del tejido, se reutilizan todos los retales en piezas posteriores: Sidikai no excede el 5% de desperdicio de telas.
Para lograrlo, planifican el uso de cada metro cuadrado de tela con base en patrones estilo rompecabezas, o bien, realizan diseños directamente sobre maniquíes. “El residuo cero ha sido utilizado desde el principio de los tiempos. Los tejidos han sido considerados siempre como un bien valioso”.
Carlota Gramunt compartió que la elección de los materiales para confección y empaquetado se basa en su longevidad y su condición de compromiso medioambiental: origen sostenible y orgánico, libre de crueldad animal y con uso mínimo de derivados de plástico. El residuo cero también se aplica en la disminución de emisiones de dióxido de carbono, tanto en la adquisición de materias primas como en la distribución de mercancía.
Además de la cadena de valor, se aseguran de recuperar tejidos y ropas descartadas para generar nuevos productos. Su colección iteró se basa en un modelo que absorbe y mantiene en circulación la ropa desechada. “De esta forma, equilibramos la cantidad de ropa que ponemos en el mercado con la que absorbemos. Creamos el crecimiento regenerativo y demostramos que una empresa de moda sustentable es viable”, afirmó.