La alimentación adecuada y el cuidado de la nutrición de niñas y niños con Síndrome de Down es indispensable en los dos primeros años de vida, ya que, debido a los problemas de salud que padecen, consumen productos de baja calidad nutricional y en menor cantidad de lo requerido, afirmó la especialista del Instituto Nacional de Pediatría (INP), Tania Vargas Robledo.
En entrevista por el Día Mundial del Síndrome de Down este 21 de marzo, precisó que seis de cada diez personas que atienden en la clínica están en riesgo de padecer desnutrición, que puede iniciar en la lactancia. “Las madres se desesperan porque sus hijas e hijos no succionan adecuadamente o se cansan, lloran, se quedan con hambre y entonces las mamás optan por darles fórmula”.
Durante el periodo de alimentación complementaria, algunos de ellos presentan problemas neurosensoriales y rechazan los alimentos, sobre todo cuando detectan cambios de texturas de la papilla a alimentos sólidos, entonces las mamás limitan la cantidad.
Posteriormente, tienen mayor riesgo de sobrepeso por inadecuados hábitos alimenticios, sedentarismo, hipotiroidismo y altos niveles de la hormona de la saciedad llamada leptina, que ocasiona que siempre tengan hambre.
La especialista refirió que las consecuencias en la salud de la alimentación inadecuada son la falta de concentración y de aprendizaje; problemas osteomusculares y cardiovasculares; desregulación hormonal, alteraciones en la piel, depresión, dislipidemia o concentración elevada de lípidos, lo que incluye colesterol y/o triglicérido; hígado graso, depresión y pubertad acelerada, entre otros.
Por ello, Vargas Robledo destacó la importancia de que las familias reciban orientación para mejorar los hábitos de alimentación, además de establecer horarios, porciones y límites.
En ocasión del Día Mundial del Síndrome de Down, el investigador del Laboratorio de Diagnóstico Genómico del Instituto Nacional de Medicina Genómica (Inmegen), Leonardo Flores Lagunes, explicó que las personas con síndrome de Down tienen desde 150 a 400 veces más riesgo de desarrollar leucemia mieloide aguda. Otros problemas hematológicos frecuentes son la mielopoyesis anormal transitoria y la leucemia aguda megacarioblástica, formas particulares de desórdenes de la médula ósea que requieren un análisis genómico para su mejor clasificación y tratamiento.
Detalló que el síndrome de Down es una alteración cromosómica que se caracteriza por la presencia de 47 cromosomas, en vez de los 46 usuales. En la mayoría de los casos existe una copia extra del cromosoma 21, por lo que se conoce como trisomía 21. La leucemia se aprovecha de esa característica biológica para mantenerse, progresar, reproducirse y sobrevivir.
Este tipo de neoplasia por lo general se detecta en etapas tardías, ya que los síntomas son similares a otras enfermedades, y su diagnóstico requiere estudios especializados y un alto nivel de sospecha.
Las primeras señales de este subtipo de leucemia se manifiestan en la edad pediátrica, con infecciones recurrentes, sangrado nasal o en encías al cepillarse los dientes, y cansancio crónico, entre otros.
Algunas niñas y niños nacen con malformaciones cardiacas, intestinales o renales; disminución de la función de la tiroides entre otras afectaciones.
La Secretaría de Salud cuenta con tecnología, insumos y especialistas entrenados para el adecuado seguimiento de personas con síndrome de Down, en unidades como el Instituto Nacional de Pediatría, los hospitales Juárez de México, General de México, General “Dr. Manuel Gea González” e Infantil de México “Federico Gómez”, donde se brinda atención multidisciplinaria que involucra la oftalmología, audiología, cardiología, genética, dermatología y rehabilitación, dijo.
En el Inmegen se cuenta con el estudio de cariotipo en sangre periférica para el diagnóstico de esta condición, así como el análisis genómico de médula ósea para la clasificación y pronóstico de la leucemia asociada a síndrome de Down.
El SD o Trisomía 21 ocurre aproximadamente en uno de cada 691 nacimientos. El riesgo aumenta en las mujeres que se embarazan después de los 35 años; y es una de las causas más comunes de discapacidad intelectual en diferentes grados.