Después del Mundial de futbol de 2022, clausurado el domingo, Qatar quiere reforzarse como «líder mundial en el deporte» y aspira a albergar los Juegos Olímpicos en 2036, aunque el camino para ello parece todavía largo y lleno de obstáculos.
Ya antes, el canciller Marcelo Ebrard había anunciado que también México peleará por albergar la máxima justa deportiva en el mismo año, alegando que desde «julio, el Comité Olímpico Internacional tiene considerado al país para ser sede de los Juegos Olímpicos».
El emirato ha recibido multitud de críticas en los últimos años durante los preparativos mundialistas, desde cuestiones relacionadas con los derechos humanos a su balance medioambiental. En el otro plato de la balanza, el país puede vanagloriarse del éxito organizativo del evento -con un coste estimado de 300 millones de dólares- y de las infraestructuras construidas.
Doha aspiró, sin ser elegida, a los Juegos Olímpicos de verano de 2016, 2020 y 2032. Qatar planea diversificar su economía más allá de la energía y apunta para ello al deporte y al turismo, por lo que se estaría planteando una nueva campaña para 2036, según responsables deportivos.
«El Comité Olímpico Internacional (COI) no lo ha querido y creo que después del Mundial va a ser exactamente igual», advierte Jean-Loup Chappelet