La mejor manera de proteger las finanzas personales y familiares durante las vacaciones es a través de una planeación oportuna, además de evitar al máximo endeudarse para viajar y el uso de las tarjetas de crédito, consideró el investigador de la Facultad de Contaduría y Administración de la UNAM, Arturo Morales Castro.

El experto en economía y finanzas comentó en entrevista que en estos momentos en que las tasas de interés se ubican en los niveles más altos de los últimos años, definitivamente no es opción adquirir una deuda.

El dinero más costoso que hay es el de las tarjetas de crédito, ya que las comisiones, sus impuestos, los intereses por demora en pago, por el crédito o por cobranza, además de las anualidades, provocan que el costo por cada peso sea de hasta 70 por ciento; es decir, se pagará 0.70 centavos de interés por peso.

El riesgo por usar el llamado dinero de plástico es alto, sobre todo cuando no se cumple en tiempo y forma y la deuda se acumula; de ser así, podría pagar hasta tres veces más de lo que se pidió originalmente. Las vacaciones tendrían un costo adicional a lo presupuestado de hasta 150 por ciento.

Para el universitario no hay dinero más caro que el que no se tiene. Es todo recurso que se obtiene a través de préstamo, crédito, plazos, adelanto de nómina, etcétera, que tiene un costo expresado en la tasa de interés que se debe pagar.

En caso de optar por otro tipo de financiamiento más accesible, por ejemplo con las agencias de viajes que ofrecen paquetes con pagos a meses sin intereses, reiteró, es necesario ser puntual en los pagos.

En este contexto, Morales Castro advirtió sobre la proliferación de publicidad engañosa, principalmente en redes sociales, en donde se ofrecen paquetes turísticos supuestamente a bajo costo, pero que en realidad son solo estrategias fraudulentas de personas que a nombre de líneas aéreas, hoteles y centros turísticos enganchan a los vacacionistas y causan un daño monetario alto.

En la mayoría de los casos, las demandas contra las empresas que utilizan ese tipo de publicidad no proceden porque se trata de reservaciones en línea o telefónicas, al no existir la firma de contrato formal de prestación de servicios, las autoridades difícilmente pueden actuar, acotó.

Hay que tener cuidado y tener claro el riesgo que representan las contrataciones, dijo, cuando los descuentos o servicios turísticos que se brindan resultan a simple vista extraordinariamente baratos o generosos.

La recomendación, acotó, es ser muy estrictos y cuidadosos para verificar qué es lo que se compra o se contrata y, en la medida de lo posible, obtener los comprobantes o evidencias necesarias para poder reclamar en caso de incumplimiento; sobre todo tener extremo cuidado para no comprometer el presupuesto solo por realizar compras impulsivas.

Enumeró algunas de las mejores prácticas para proteger las finanzas personales y familiares:

Definir cuánto se tiene para gastar en las vacaciones. Habitualmente se empieza por seleccionar el destino y luego se adquieren deudas; sin embargo, el orden debe ser a la inversa: primero hay que determinar cuánto se está dispuesto a gastar y luego elaborar un presupuesto.

Evitar endeudarse. Es mejor recurrir a la modalidad meses sin intereses teniendo en cuenta que disminuirá la liquidez para gastos cotidianos; resistirse y no ceder ante las tentadoras propuestas que se conocen a través de las promociones de las tarjetas de crédito, créditos de nómina o adelanto de sueldo.

Aprovechar las herramientas y plataformas disponibles on line para comparar precios, ya que varían considerablemente; hay que tomarse el tiempo suficiente para ello.

Si es posible, indagar las fechas de las semanas menos costosas por ser temporada baja. Se encontrará mayor cantidad de ofertas en transporte y hospedaje.

Asimismo, los vuelos y hoteles pueden ser más asequibles si se reservan con antelación. Se puede mantener la atención en las ofertas de última hora, pero no depender exclusivamente de ellas. Otro recurso adecuado son los programas de viajero frecuente y tarjetas de crédito para acumular puntos y millas que se puedan canjear.

De igual forma, comprar solo lo necesario. Si se aprovecha un hotel con todo incluido, no se debería pagar por comida en la calle. Los souvenirs no son prioridad; se pueden presupuestar, pero no pasa nada si se omiten estos detalles.

Un seguro de viajero, puntualizó Morales Castro, no es dinero tirado a la basura; por el contrario, podría ahorrar una erogación significativa en caso de algún imprevisto, por ejemplo gastos médicos o por vuelo cancelado.

Una buena planeación de las vacaciones debe incluir adelantar pagos de los servicios durante tres meses posteriores al viaje, así como compras anticipadas de despensa y gastos asociados.

Por Veral