Venus es un planeta que, a pesar de no ser el más cercano al Sol, si es el más caliente debido al potente efecto invernadero producido por su atmósfera compuesta principalmente de dióxido de carbono y nubes de ácido sulfúrico que atrapan el calor.

Las temperaturas llegan a los 470 grados y entre otras cosas allí el plomo se funde. En el nivel donde están las nubes, a unos 48km de la superficie, la temperatura es aproximadamente la misma que en la superficie de la Tierra.

Pero a pesar de que su superficie es un entorno totalmente hostil para la vida sus nubes podrían albergar vida microbiana. Al menos así se ha publicado hoy en Nature Astronomy. Un equipo de la Universidad de Cardiff ha encontrado en ellas un gas llamado fosfina.

La fosfina es un compuesto formado por tres átomos de hidrógeno y uno de fósforo: es gas incoloro e inflamable que, además, huele a ajo o pescado en mal estado.

Puede producirse de forma natural como resultado de microbios que no necesitan oxígeno para vivir, descomposición de materia orgánica o de forma industrial.

No obstante los propios científicos afirman que la detección de fosfina no es una prueba sólida de vida en en el planeta y que hay que tomarlo con cautela pero que abre las puertas a nuevas investigaciones sobre nuestro vecino Venus y la vida fuera de la Tierra.