Por su nombre científico “Prunus avium” la cereza es el fruto del cerezo, árbol de la familia de las rosáceas que alcanza hasta 20 m de altura. Es una drupa de unos 2 cm de diámetro, cuyo color oscila desde el rojo claro hasta el morado oscuro. 

Las principales especies de cerezo cultivadas en el mundo son el cerezo dulce (Prunus avium), el guindo (P. cerasus) y el cerezo «Duke», híbrido de los anteriores.

Ambas especies tienen su origen en el sureste de Europa y oeste de Asia. El cerezo dulce tuvo su origen probablemente en el mar Negro y en el mar Caspio, difundiéndose después hacia Europa y Asia hasta las migraciones humanas durante el imperio romano.

Fue uno de los frutales más apreciados por los griegos porque la utilizaban como remedio depurativo y llamaban a esta fruta «kerasos». Más tarde, los romanos asimilaron este término y lo hicieron propio llamando a esta fruta «cerasus», de donde derivaría a la actual «cereza». 

Es el único fruto de hueso no climatérico, es decir, que si se recolecta antes de tiempo no madura fuera del árbol. Por lo tanto, se debe cosechar en el momento oportuno. Las cerezas maduran desde finales de primavera hasta principios de verano, siendo un periodo muy corto de recolección, en comparación con otros árboles frutales.

Es una especie muy delicada en cuanto a climatología, aunque tolerante al frío. Puede cultivarse desde la mínima altura sobre el nivel del mar hasta los 500 m de altitud, aunque su cultivo es más propio de situaciones más bajas, para poder garantizar la cosecha.

Son preferibles los suelos con buen drenaje, ligeramente calizos, exposiciones con buena iluminación y aireación, laderas suaves de montaña y secanos frescos. Entre los factores edafológicos limitantes se encuentra la abundancia de suelos pesados y calizos con pH elevado, que ocasionan problemas en el cultivo. 

También es un auténtico tesoro nutricional que aporta buenas dosis de vitaminas C, A y K, minerales (potasio, magnesio, hierro, calcio), fibra y ácido fólico. Aunque si por algo destaca, es por sus propiedades antioxidantes y antiinflamatorias que la convierten en un alimento benéfico para la salud.

También es una fruta pobre en grasas, proteínas y colesterol, rica en fibra e hidratos de carbono y con un aporte calórico medio, de 59 calorías por cada 100 gramos.

En México únicamente es producido en dos estados de la república Chihuahua y Puebla, generando entre ambos anualmente un total de 155.70 toneladas.

Por Veral