La ciberseguridad es una labor de todos; es un asunto que más allá del software y el hardware, alcanza al factor humano. Nueve de cada 10 ciberdelitos podrían prevenirse si hubiera mayor concientización de esta problemática, de la cual nadie está a salvo, ya que va de la vida cotidiana de las personas, sujetas a robo de identidad o de sus datos personales, hasta la seguridad nacional y acciones específicas en el campo de la defensa de los estados, señalaron especialistas.

En la mesa de debate La ciberseguridad en el contexto de las Relaciones Internacionales, efectuada en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales (FCPyS) de la UNAM, Yadira Gálvez Salvador, docente de esta entidad académica, sostuvo:

El tema de la ciberseguridad y la ciberdefensa son asuntos que llegaron para quedarse en la agenda de los estudios de seguridad y que se deben entender en una dimensión amplia, transversal.

El ciberespacio, dominio estratégico y área de confrontación, tiene características particulares; es un lugar creado, desarrollado y operado por personas, que trasciende las lógicas geopolíticas tradicionales, y donde las amenazas y ataques son llevados a cabo por una multiplicidad de actores.

La seguridad va más allá del ámbito militar y de defensa, incluye otras áreas relacionadas con la protección de los sistemas políticos, la parte esencial de la economía y demás elementos que garantizan la viabilidad y la supervivencia de un Estado y de las sociedades.

A nivel internacional, expuso Gálvez Salvador, se enfrentan dos retos sustantivos: que las organizaciones criminales están utilizando el ciberespacio para mejorar sus capacidades y mantener su dinámica de delinquir. “Se ha potenciado la operación y capacidad de la criminalidad organizada trasnacional, que usa el ciberespacio para llevar adelante distintas operaciones y actividades como pornografía infantil, movimiento de drogas a través de aplicaciones”, etcétera.

El segundo, el uso que actores no estatales efectúan del ciberespacio, entre ellos el Estado Islámico que envía mensajes y acorta los tiempos entre sumar adeptos y la radicalización para lograr penetración mayor de su comunicación. Ante esos desafíos, las respuestas de los estados deben ser integrales, aseveró.

Todos estamos expuestos

En tanto, Carlos Ramírez Castañeda, docente de la Universidad Anáhuac, refirió que en México hay 96.87 millones de internautas (2022).

“Tenemos un crecimiento exponencial de más de nueve por ciento en el último año. Pero habría que preguntarse a cuántos de ellos alguien les advirtió que hay riesgos al momento de navegar, o que las plataformas de Microsoft Teams o Zoom no son totalmente seguras y quizá detrás hay alguien interceptando datos”, apuntó.

En la mesa organizada por la División de Educación Continua y Vinculación, y el Centro de Relaciones Internacionales de la FCPyS, señaló que todos estamos expuestos a líneas o vectores de ataques. A partir de la pandemia, se detonó el uso de internet; numerosas empresas migraron al teletrabajo, pero sin contar con los lineamientos mínimos de protección para sus usuarios, sistemas y dispositivos, por ejemplo.

En los ciberataques hay dos grandes categorías: con malware (códigos y programas maliciosos que se encargan de ingresar, extraer, modificar, destruir, codificar datos) y libres de malware. De acuerdo con la compañía estadounidense CrowdStrike, en 2022, 71 por ciento de los ataques fueron de este último tipo, donde basta con engañar al usuario para tener acceso a información privilegiada o clasificada.

Numerosas personas dejan la ciberseguridad solo en manos de un antivirus que puede estar desactualizado, o del departamento de informática de la empresa, recalcó Ramírez Castañeda.

México, alertó, es uno de los países que más ha sido ciberatacado en los últimos años. Se han registrado ejemplos en instancias gubernamentales, como la Comisión Nacional del Agua o la Comisión Nacional para la Protección y Defensa de los Usuarios de Servicios Financieros. “Uno de los ataques de información más robustos de la historia ha sido el caso Guacamaya, cuando se vulneró a la Secretaría de la Defensa Nacional.

Ante ese panorama, Ramírez Castañeda recomendó actualizar periódicamente los sistemas. “El punto medular de todo esto es la concientización; necesitamos ser conscientes de los riesgos, vulnerabilidades y amenazas que enfrentamos como usuarios, para estar más seguros en internet”.

Dejamos huella

Carlos Estrada Nava -consultor en ciberseguridad, perito y profesor de cómputo forense en el Instituto Nacional de Administración Pública y en las universidades de las Américas Puebla, y de Seguridad y Justicia de Tamaulipas- advirtió que en este tema se necesitan espacios de capacitación y entrenamiento.

Hay 12 grupos del crimen organizado que operan en México y tienen la capacidad de saber a qué celular está vinculada una dirección IP (que identifica a un dispositivo en internet o en una red local), y ver su localización en tiempo real, lo cual facilitaría los secuestros, por ejemplo.

Al usar navegadores de internet como Chrome o Firefox “estamos expuestos al robo de nuestra información”. Solo uno seguro nos puede proteger. No se debe perder de vista que cada vez que usamos internet dejamos un rastro o huella.

En el futuro habrá guerras de quinta generación; es decir, del ciberespacio, y de sexta generación por la desinformación, concluyó Estrada Nava.

Por Veral