De acuerdo con datos de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza, 41 por ciento de las especies evaluadas de anfibios, 27 por ciento de las de mamíferos, 13 por ciento de las de aves, 37 por ciento de las de tiburones o rayas, 36 por ciento de las de arrecifes de coral y 21 por ciento de las de reptiles, están amenazadas de extinción.

Beatriz Vanda Cantón, académica de la Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia de la UNAM, afirma en entrevista que estamos ante una desaparición masiva nunca antes vista, provocada no por causas naturales (como glaciaciones, terremotos o la caída de un meteorito), sino humanas: calentamiento global, deforestación, cacería, destrucción de hábitats, etcétera, que han ocasionado eliminación de ejemplares de vida acuática, aérea y terrestre, a gran velocidad.

Los humanos, dice la experta, hemos tratado de reforzar que somos “totalmente diferentes” del resto de formas de vida e “infinitamente superiores” a ellas para legitimar la explotación que hacemos, y así creer que correspondemos a una “categoría aparte”.

No obstante, somos producto de la evolución. Las evidencias aportadas por la genética molecular y la paleontología son irrefutables: estamos emparentados con todos ellos -y con algunos de ellos, de manera estrecha-, por lo que resulta imposible decir que no somos una especie animal más. Sin embargo, “no podríamos explotarlos o matarlos impunemente, si nos reconociéramos tan cercanos a ellos”.

Con motivo del Día Mundial de los Animales, que se celebra el 4 de octubre, Vanda Cantón añade: es imperativo que la sociedad deje de considerarlos como cosas. “La cosificación ha sido para darnos permiso moral y material de usarlos, aniquilarlos, explotarlos”.

se hizo más estricta la Ley de Protección a los Animales y se modificó el código penal, tipificando como delito el maltrato y la muerte de ellos, con penas de dos a cuatro años de cárcel”, enfatiza.

Aunado a ello, se requiere educación ética, impulsar a partir de la enseñanza preescolar y primaria una relación positiva con los otros seres vivos. Eso también ayudará a que haya una vida más pacífica entre los humanos, si desde pequeños somos empáticos con el dolor ajeno y nos hacemos cargo de los vulnerables, como son los animales, recalca la experta.

Para la universitaria, es importante ayudarlos a morir en los casos de enfermedad incurable, o con un mal pronóstico vital y funcional a corto plazo. Es decir, la eutanasia subrogada que decide el tutor, la cual solo es aplicable cuando la muerte es inminente o hay una situación amenazante o limitante para la vida: parálisis, problemas neurológicos, insuficiencia ventilatoria o renal, problemas cardiacos o tumores metastásicos, por ejemplo.

De tener que llevar a cabo ese procedimiento, los responsables de ellos pueden recurrir a la tanatología, que es el acompañamiento para tomar una decisión sobre el final de la vida en el momento adecuado. “Si los médicos veterinarios tenemos la ley de nuestro lado para administrar la muerte medicamente asistida, debemos hacerlo con todo profesionalismo, aconsejando y acompañando a los tutores”.

Bienestar común

Con base en información de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales, el 4 de octubre de 1929 se declaró Día Mundial de los Animales por iniciativa de la Organización Mundial de Protección Animal, en un congreso celebrado en Viena. El objetivo era generar una solución al problema de las especies en peligro de extinción.

La conmemoración recuerda también a Francisco de Asís, conocido como el santo o patrono de los animales, quien nació en 1182 en Italia y dejó como enseñanza a la humanidad que debemos comprender cuál es nuestro lugar en la Tierra, ya que el bienestar de nosotros está integrado al de todos las especies y el medio ambiente.

Nuestras ventajas y poder como especie, nos deben hacer responsables de los que son vulnerables y pensar que son “pequeños hermanos”, como decía San Francisco. Los seres vivos estamos de viaje en este planeta, que es la casa de todos, concluye Vanda Cantón.

Por Veral