En un comunicado la iglesia católica emitió el siguiente pronunciamiento :

Ante la iniciativa de despenalizar el aborto hasta las 12 semanas de gestación, realizada el pasado viernes por la Comisión de Justicia del Congreso del Estado y que el próximo lunes sería votada en el pleno, la Arquidiócesis de Puebla manifiesta su enérgico rechazo, debido a que esta práctica elimina, en cada caso, una vida plenamente humana, lo que violenta el derecho fundamental, que es el derecho a la vida, el cual da sentido a los demás derechos humanos, y está por encima incluso del derecho a decidir sobre el propio cuerpo.


Hacemos un llamado a nuestros diputados, diputadas y demás autoridades a considerar que hay temas más urgentes que deberían atender, como la inseguridad, la violencia; la salud, la educación, la promoción de la cultura, etc. Al tiempo que les pedimos que no renuncien a sus principios humanos, morales o cristianos; y eviten manchar sus manos de sangre inocente. Repitan hoy aquel “sí a la vida” que nuestras madres pronunciaron para que viniéramos al mundo.


Es innegable que una sociedad que aspira a la justicia, a la paz y al bien común, se debe fundamentar sobre los valores y los derechos humanos; por tanto, no será posible erradicar la preocupante violencia en que vivimos si, como sociedad, ejercemos violencia mortal, a través del aborto, contra miles de inocentes no nacidos. La vida no es negociable, la vida es sagrada.


La misma Iglesia respalda lo que la ciencia pone en evidencia: que el embrión es un individuo humano desde que, con la unión de los gametos de sus progenitores, se constituye como un ser biológicamente nuevo y distinto, y que no es parte del cuerpo de la madre, pues es su ADN único y singular lo que compone el patrimonio genético del nuevo individuo humano.


Dicho todo lo anterior, se concluye que, una vez verificada la concepción, el seno materno es habitado por una vida verdaderamente humana, independientemente de su tiempo de gestación, pues no se es humano desde la semana 12, sino desde el inicio, momento en que ya se debe privilegiar su derecho a la vida, como lo establecen tratados internacionales, la ley natural y el sentido común.


Ahora bien, ponemos de manifiesto que no existe el “aborto seguro”, ya que se ha verificado, donde esta práctica es legal, que hay una serie de complicaciones que se pueden dar, como daños temporales o permanentes en el cuerpo de la mujer, e incluso su muerte; o bien posteriores, tanto físicos como psicológicos, como la imposibilidad de concebir nuevamente, o el síndrome postaborto, del cual somos testigos al escuchar a tantas mujeres que lo están sufriendo. Por tanto, evitar el aborto salvaguarda ambas vidas.


Como sociedad debemos apostar a la prevención, promoviendo una verdadera formación y valoración correcta del amor y del don de la sexualidad para la plenitud de la persona; además de ello, es necesario crear estructuras y mecanismos de protección en favor de las mujeres y de su dignidad; así como promover la toma de conciencia de la responsabilidad y el compromiso del varón ante un embarazo.


Superemos la cultura de la muerte, reconociendo que hay alternativas antes que pensar en eliminar la vida del propio hijo; siempre hay opciones, como la adopción en el seno de una familia sana, integrada y equilibrada. También hay que tener presente que existen asociaciones civiles que apoyan a las mujeres que, a pesar de las dificultades, deciden continuar con su embarazo.

Por Veral