La Secretaría de Cultura del Gobierno de México y el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL), en el marco del 33 aniversario del Museo Mural Diego Rivera (MMDR), presentarán una serie de videos en los que aparecen seis directores que han estado al frente de este espacio desde su apertura en 1988: Dolores Arbide Cuevas, Américo Sánchez Hernández, Carmen Gaitán Rojo, Montserrat Sánchez Soler, Luis Rius Caso y la actual titular, Marisol Argüelles San Martín. 

Las cápsulas se publicarán a partir del 15 de febrero, para finalizar el 20 del mismo mes, un día después del aniversario del recinto y se podrán consultar en la plataforma Contigo en la distancia (https://contigoenladistancia.cultura.gob.mx/ ) de la Secretaría de Cultura y en el canal de YouTube del INBAL.

Entre los especialistas que han dirigido el recinto están gestores culturales, historiadores y curadores; en esta serie de videos, cada uno aborda, desde su propia visión, el mural Sueño de una tarde dominical en la Alameda Central, de Diego Rivera, cuyo rescate dio origen a la creación del museo, que forma parte de la Red de Museos del INBAL.

La primera directora del Museo Mural Diego Rivera, Dolores Arbide, habla sobre la crítica social que hace el muralista en el fresco monumental y comenta las diferencias sociales del México decimonónico, así como en el papel de la clase obrera en la historia de México. 

En tanto, Américo Sánchez aborda la importancia de Diego Rivera en la historia del arte mexicano, así como de la peculiar composición de la obra en el panorama artístico nacional. 

Para Carmen Gaitán, historiadora de formación, el artista guanajuatense es artífice de una obra de carácter histórico, la cual recorre diversos episodios, y analiza el significado del mural en la producción artística de México. “Diego fue tan perspicaz, uno de esos genios que existen a lo largo de la historia, tan absolutamente visionario que hoy en día un mexicano que cruza el umbral de este museo y se para frente al mural, comprende perfectamente bien el mensaje, porque todos los personajes que están retratados tienen que ver con uno, como mexicano”.

Por su parte, Montserrat Sánchez recuerda que los sismos ocurridos en la Ciudad de México en 1985 dañaron al Hotel del Prado, sede original del mural, por lo que se tomó la decisión de trasladarlo a terrenos del destruido Hotel Regis, donde se construyó el Museo Mural Diego Rivera.

A su vez, Luis Rius Caso hace un análisis cronológico de la historia de México representada por Rivera desde una perspectiva crítica y repasa los conflictos políticos del país durante los gobiernos de Porfirio Díaz y Miguel Alemán.

“Está plasmado todo ese devenir de la historia moderna de México, es decir, desde la Conquista hasta mediados del siglo XX, que es el periodo de Miguel Alemán. Ya después vendría esta tardo-modernidad o posmodernidad que dirán algunos, pero la plena modernidad mexicana está aquí reflejada. Salen también otras escenas que nos revelan al México actual, la desigualdad, las cuestiones políticas”, señala.

La serie de cápsulas culmina con la reflexión de Marisol Argüelles sobre el papel del Museo Mural Diego Rivera a 33 años de su fundación, en un momento de transformación para las instituciones museísticas.

Para reconstruir una memoria colectiva de la historia del museo y con el fin de abrir el diálogo con su comunidad, el recinto invitará al público a compartir en redes sociales (/museomural.diegorivera en Facebook, @MuseoMural en Twitter y @museomuraldiegorivera en Instagram) fotografías que se han tomado durante las exposiciones y las actividades al visitar el recinto. También convocará a niñas, niños, adolescentes y adultos a plasmar en dibujos u otros soportes su reinterpretación del mural y sus personajes, o bien del propio edificio, obra arquitectónica de José Luis Benlliure Galán.

Durante los sismos ocurridos en septiembre de 1985 en la Ciudad de México, el Hotel del Prado quedó casi destruido; el restaurante que albergó inicialmente al mural de Rivera estaba completamente en ruinas, pero la pieza, trasladada años antes al vestíbulo, se pudo rescatar. La obra de Diego Rivera tenía que ser desplazada, así que se eligió el predio que servía como estacionamiento del Hotel Regis, en las calles de Balderas y Colón, para su nueva ubicación.

Para evitar que se dañara el fresco se protegió con manta de cielo y adhesivos; además, se cubrió con tableros de madera y hule espuma. En la parte posterior, la estructura metálica se tapó con espuma de poliuretano.

El 14 de diciembre de 1986 se realizó el traslado de la monumental pieza. La operación duró alrededor de 12 horas y requirió el esfuerzo de más de 300 trabajadores. Tras la colocación de la obra se construyó el Museo Mural Diego Rivera, el cual se inauguró el 19 de febrero de 1988.