La seguridad alimentaria está estrechamente interrelacionada con los recursos naturales y la biodiversidad y el aumento en la producción de alimentos en los próximos años depende de la práctica de una agricultura rentable, responsable con el medio ambiente y resiliente, afirmó el secretario de Agricultura y Desarrollo Rural, Víctor Villalobos Arámbula.

Durante su ponencia “Transformación de los sistemas alimentarios ante escenarios de incertidumbre y riesgo”, el titular de Agricultura señaló que en el mundo el campo no se detiene y ante esta etapa de emergencia sanitaria los Héroes de la Alimentación (productores, agricultores, ganaderos y pescadores) continúan sus labores.

En el X Encuentro de la Red INNOVAGRO: Senderos de innovación para un sector agroalimentario sostenible y resiliente, Villalobos Arámbula indicó que hacia el 2050 se estima que la producción de alimentos deberá aumentar 50 por ciento, y que actualmente el 80 por ciento de la dieta humana depende de las plantas.

Subrayó que pese a los escenarios internacionales por la emergencia sanitaria el rubro agroalimentario representa un amplio espacio de oportunidades, ante lo que «foros internacionales como este permiten analizar las herramientas de la innovación y desarrollo tecnológico en favor de los sistemas alimentarios en el mundo».

Avanzar en prácticas sustentables y diversificación de cultivos, el reto

Detalló que tres cultivos básicos -arroz, maíz y trigo- proporcionan el 60 por ciento de la ingesta energética en el mundo, y América Latina y el Caribe (ALC) es la región más megadiversa del planeta, pero también la que registra mayor pérdida de biodiversidad.

El cambio en el uso de suelo, apuntó, es la principal causa de la pérdida de la biodiversidad en ALC, por lo que la práctica de una agricultura de conservación, regenerativa, baja en emisiones, climáticamente inteligente, sustentable, de precisión, circular, de diversificación y rotación de cultivos, permitirá alcanzar una producción rentable y sostenible.

Aunado a lo anterior, dijo, se requiere disminuir la quema de predios; utilizar abonos verdes; aplicar técnicas como el Manejo Integrado de Plagas, la milpa intercalada con árboles frutales y la reincorporación de materia orgánica y rastrojo al suelo.

Esas acciones, se tienen que acompañar de esquemas de financiamiento y créditos para la investigación y el cambio tecnológico, con la asociación del sector privado, las bancas de desarrollo y comercial, recursos fiscales, compras públicas y marcos regulatorios, y fondos de cooperación internacional, finalizó.