EL CONFESIONARIO

Todos, alguna vez, nos hemos padecido las largas y aburridas filas del Oxxo, lo que siempre nos lleva a hacernos la misma pregunta: ¿por qué nunca está abierta la caja dos? Pues hasta hoy es un misterio indescifrable y, aunque pareciera una trivialidad, viene un gran cambio, la tecnología no sólo nos está alcanzando, sino que nos está reemplazando. ¡Ya no más cajeros jetones! ¡Ya no más cajeros que no te cobren por no llevas cambio! Ahora, nosotros en una onda totalmente digital pagaremos con un código QR; es decir, tomas sus productos y el cobro se hará automáticamente al salir del establecimiento.

¿Esto qué quiere decir? Que una máquina podría suplirnos en cualquier momento, con la posibilidad de cero errores y de cero jetas a la hora de brindar atención al cliente. ¡Ah!, también –por supuesto– cero salario y prestaciones.

Esta misma situación podría aplicar a cualquier profesión, oficio, actividad, etcétera, pero en un futuro no muy lejano imaginemos que sean actores robots quienes actúen en una telenovela, teatro o serie.

Konstantín Stanislavski (creador del método vivencial, el cual usan los actores en el mundo y cofundador del Teatro de Arte de Moscú) se moriría si viera que su trabajo se fuera al caño.

Pues platiqué con Flavio González Mello escritor y director de teatro, cine y televisión, creador de la comedia Inteligencia Actoral. Ganador del Premio Nacional de Dramaturgia Juan Ruiz de Alarcón y el Premio Nacional de Dramaturgia Víctor Hugo Rascón Banda, entre otros, es autor de obras como 1822, el año que fuimos Imperio (2000), Lascurain o la brevedad del poder (2005) y Olimpia 68 (2018).

En medio de una revolución tecnológica, Inteligencia Actoral cuestiona los supuestos que nos convierten en seres humanos. Se trata de una comedia de ciencia ficción que estará en temporada hasta el 19 de marzo –jueves y viernes a las 20:00 horas, sábados a las 19:00 horas y domingos a las 18:00 horas–, para que la vayan a ver.

La historia nos muestra a Paco Ramos, un actor famoso que está a punto de estrenar una versión de Hamlet cuando recibe una imprevista propuesta para filmar una película de Hollywood. Como las obras de Shakespeare en México sólo dan 24 funciones y la lista de espera de los teatros es interminable, el director y el actor se confabulan para utilizar un robot suplente que protagonizará la pieza shakesperiana. El reto será que el público, los productores y los miembros del elenco no sepan quién es el original y quién es la copia. ¿Humano o androide? He ahí el dilema.

Inteligencia Actoral es una comedia de enredos de corte futurista, que habla de los requerimientos necesarios para que el público suspenda su incredulidad frente al hecho teatral. Al final de cuentas, un actor reproduce conductas y emociones, lo cual constituye también la meta final de la inteligencia artificial. La pregunta es: ¿resulta posible hacerle creer a las y los espectadores que las emociones son reales, aunque el actor no lo sea?

El deseo de perfección, inmortalidad y obediencia conducen a un futuro robotizado. Debido a los adelantos de la tecnología, más temprano que tarde, todas las personas podrían ser sustituidas –en sus trabajos, incluso en su vida privada– por versiones aparentemente incapaces de fallar. Y si los humanos son remplazados en el teatro, serán removidos de cualquier otro espacio. En ese sentido, el escenario es el límite de la realidad, porque no hay acto más real y humano que el teatro… Hasta ahora.

Flavio me contaba que Inteligencia Actoral es una producción de Erizo Teatro (división escénica de la empresa Erizo Films SA de CV), con el estímulo fiscal del artículo 190 de la LISR (EFIARTES), gracias al valioso apoyo del Contribuyente Aportante Aeropuertos del Sureste (Asur).

Este montaje cuenta con las actuaciones de Carlos Aragón, Roberto Beck, Dobrina Cristeva, Diana Sedano, Fernando Rebeil, Verónica de Alba y Elena del Río.

En la escenografía e iluminación, Jesús Hernández; el vestuario de Pilar Boliver; con música de Jorge David García y Enrique Arriaga Celis; la caracterización, máscaras y títeres de Jorge Siller; en el movimiento escénico, Marco Antonio Silva; asistente de escenografía e iluminación, Ismael Carrasco; la escenografía de MACE Montajes Artísticos; y la construcción escenográfica de Iván Cervantes.

En Hollywood ya han hecho pruebas sobre este tema de “humanización” de los robots, que desde mi punto de vista son intentos, pero sólo intentos, de igualar a un actor o actriz.

¿Será que pronto veremos a un robot desfilar por las alfombras rojas del futuro y dar entrevistas a la prensa?

La columna de esta semana ha terminado, pueden ir en paz a ver Inteligencia Actoral.

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