Una primera realidad sobre el suicidio: no existe una razón determinante para que una persona decida quitarse la vida. Las posturas epidemiológicas aseguran que este acto no es un trastorno que pueda diagnosticarse; por lo tanto, ocurre tras la configuración de una serie de eventos vitales.
Cada 10 de septiembre el gremio de la salud recurre al moño amarillo para conmemorar el Día Mundial de la Prevención del Suicidio. Para el Dr. Quetzalcóatl Hernández Cervantes, coordinador del Doctorado en Investigación Psicológica de la IBERO Puebla, cada día del año debe ser una oportunidad para actuar. Las intenciones no son suficientes: hay que informarse y saber qué hacer.
Los primeros estudios formales del suicidio se dieron en la filosofía. Para Albert Camus, “no hay un problema más complejo que el de decidir sobre tu propia vida”. La psicología adoptó el tema en la década de los 80 y lo describió como “el dolor de existir”, condición que fue examinada por el experto durante la conferencia Suicidio, señales de alerta y prevención.
La demografía del foro, principalmente joven, organizado por el consejo estudiantil de la Licenciatura en Derecho corresponde a un grupo vulnerable: la edad promedio en la tasa de suicidios oscila entre 15 y 22 años, y por cada mujer que se quita la vida lo hacen cuatro varones. Además, existen relaciones importantes con el consumo de sustancias: las personas dependientes del alcohol tienen diez veces más riesgo de atentar contra su integridad.
Todo suicidio es prevenible.
Estudios de suicidología (disciplina enfocada en el fenómeno) han revelado que más del 90% de las personas presentaban señales de alerta: despedidas, hablar sobre un plan, regalar las posesiones, entre otras. Sin embargo, estas manifestaciones suelen recibir respuestas censoras en forma de frases como “quien quiere matarse no lo dice”.
Algunos factores de riesgo aumentan la probabilidad de conductas autolesivas: personalidad hermética, temperamento impulsivo y estilos poco sanos de afrontamiento de la realidad. En contraste, factores de protección como la cohesión familiar, la personalidad flexible y el afrontamiento de adversidades con inteligencia contribuyen a minimizar las intenciones suicidas.
“La prevención del suicidio tiene que ver desde cambiar el esquema de que no hay causas, construir masculinidades y feminidades, y fomentar que aprendamos estas cosas […] El suicidio es un problema de salud poblacional”: Dr. Quetzalcóatl Hernández.
El también presidente de la Asociación Mexicana de Suicidología apuntó que la mejor opción para frenar un intento de suicidio es la psicoterapia y la medicación. Ambas posibilidades enfrentan grandes retos: la primera, debido a la falta de acceso a atención especializada; la segunda, por la satanización de los tratamientos farmacológicos. “El antidepresivo no te va a hacer sentir bien. Tiene como función principal que no te sigas hundiendo en la depresión”.
El especialista enfatizó la importancia de la atención posterior a la pérdida de un ser amado por suicidio. En la posvención es recomendable acudir a centros de ayuda para supervivientes. En estos espacios, las personas pueden compartir sus vivencias para sanar de manera conjunta.
Quetzalcóatl Hernández reprobó el distanciamiento entre la psiquiatría y los factores sociales como la cultura y los roles de género. En respuesta, la suicidología crítica ha recuperado las formas en que las construcciones de identidad, el acceso a servicios de salud y el autocuidado influyen en el acto autolesivo.
Tras escuchar las experiencias de una fracción de la audiencia, el suicidólogo compartió una última reflexión para lidiar con los procesos de culpa y como un nuevo llamado a la proactividad: “aunque sea una situación extremadamente difícil para una familia, el suicidio es una decisión personal. Mientras no entendamos que nuestra salud es nuestra responsabilidad, vamos a seguir muy lejanos de incidir en las tasas de mortalidad”.
El Derecho y la suicidología trabajan de la mano. Se espera que el Senado continúe con el diálogo para una legislación en la materia en 2022. Si bien la iniciativa puede marcar un parteaguas en el entendimiento del fenómeno con iniciativas como la creación de un Consejo Nacional para la Prevención del Suicidio, las acciones resultan insuficientes en un país donde medio millón de personas se quitaron la vida en el último año.
Las personas que conozcan un caso cercano pueden visitar la página https://www.suicidologia.mx/necesitas-ayuda/, en donde encontrarán la orientación necesaria, así como los números telefónicos de los centros de ayuda en estados de la República.