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El primer féretro es de ciprés forrado de terciopelo carmesí. En él fueron introducidas las monedas de su pontificado, el palio y un texto que resume su labor como sumo Pontífice, el cual fue introducido en un cilindro de metal.

A su vez, el ataúd de ciprés fue introducido en otro de zinc. Tras colocar en el primero una cinta con los sellos oficiales, fue sellado y soldado.

Y el tercer ataúd, que envuelve a los otros dos, es de madera de roble barnizada, y fue introducido en las Grutas del Vaticano, en el lugar que ocupaba san Juan Pablo II, antes de ser trasladado a la Capilla de San Sebastián, situada en la Basílica de San Pedro del Vaticano, después de su beatificación.

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Por Veral

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