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El Consejo Nacional de Humanidades, Ciencias y Tecnologías (Conahcyt), mediante el Programa Nacional Estratégico Energía y Cambio Climático (Pronace ECC), impulsa 24 proyectos en 20 entidades federativas del país que han contribuido a exponer la importancia de la bioenergía para una transición energética socialmente justa y ambientalmente sustentable. 

En el marco de la inauguración de la XVII Reunión Nacional de la Red Mexicana de Bioenergía (Rembio), realizada en esta semana,  y en representación de la directora general del Conahcyt, María Elena Álvarez-Buylla Roces, la directora de Energías y Cambio Climático, Alejandra Straffon Díaz, destacó los trabajos emprendidos desde los Proyectos Nacionales de Investigación e Incidencia (Pronaii), coordinados por el Pronace ECC, que estudian acciones y estrategias para uso sustentable y democrático de la energía.

Subrayó que los Pronaces como el de Energía y Cambio Climático deben entenderse como “bienes públicos al servicio de la sociedad”, ya que abordan la problemática energética desde un enfoque sistémico, interdisciplinario e integral con el fin de promover soluciones de largo plazo que aseguren el acceso a servicios energéticos a la población más pobre y vulnerable. 

Straffon Díaz detalló que el Pronace ECC articula 24 proyectos de investigación que atienden ejes centrales como movilidad sustentable, uso eficiente y energía verde para la industria, sistemas energéticos rurales sustentables, democratización y generación de energía distribuida comunitaria, y cambio climático y calidad del aire en ciudades mexicanas.

Además, el renovado Conahcyt ha impulsado el diseño de un Ecosistema Nacional Informático (ENI) para la difusión de los resultados de actividades y proyectos de los distintos Pronaces que apoya en los territorios.

Sobre la Plataforma Nacional Energía Ambiente y Sociedad (Planeas) —capítulo del ENI de ECC—, el coordinador del Pronace ECC, Luca Ferrari, especificó que es una “herramienta virtual para socializar la información energética y planear un futuro sostenible que puede servir como instrumento de consulta de la sociedad y de modelación para contribuir al diseño de políticas públicas, capaces de instrumentar una transición energética social y ambientalmente sustentable”.

Puntualizó que, contar con herramientas como Planeas, surge de la necesidad de disponer de material y facilitar investigaciones en torno a cuatro grandes problemáticas en materia energética que enfrenta el país: una matriz altamente fosilizada, en el contexto global de declive de la producción de hidrocarburos; la dependencia nacional por la importación de refinados y gas natural; la gravedad del impacto socioambiental de la producción y el consumo de energía; y la inequidad en el consumo energético y emisiones.

Luca Ferrari concluyó que “el futuro será alimentado necesariamente 100 por ciento por energías renovables. […] El mundo será mucho más local, basado en ecotecnologías y una parte mucho mayor de la población deberá dedicarse a la producción de comida”.

El también miembro de la Coordinación del Pronace ECC, Omar Masera Cerutti, enfatizó la importancia de la bioenergía como componente fundamental para la transición energética, la cual “implica un declive planeado y ordenado de los combustibles fósiles; erradicar la pobreza energética; democratizar la producción de energía; diversificar la matriz de fuentes renovables, adecuándola a los contextos socioambientales locales; brindar servicios energéticos suficientes en términos de calor, electricidad y movilidad, y proporcionar un sistema energético eficiente, resiliente, confiable y adaptable”.

Abundó que la bioenergía es la principal energía renovable en México, pero sólo representa 10 por ciento de la demanda de energía final. “Es un recurso renovable, ampliamente distribuido y accesible a nivel local en México, es versátil y puede respaldar a fuentes variables como la solar y la eólica; permite reducir la pobreza energética y generar empleo en áreas rurales; convierte residuos contaminantes en fuentes de valor, y puede establecer sinergias con proyectos de soberanía alimentaria y agroecología”.

Masera Cerutti indicó que se trabaja en una coordinación interinstitucional para establecer Normas Oficiales Mexicanas (NOM) de estufas eficientes y buscar el establecimiento de un Laboratorio Nacional de Biocombustibles Sólidos.

“Estas acciones se enmarcan en un paradigma general que considera a la energía como un medio para satisfacer las necesidades de la población, orientado hacia escenarios de vida digna para todos los mexicanos. Con 40 por ciento de la energía que usamos ahora se pueden satisfacer las necesidades energéticas de todos.”

Conahcyt, mediante el Pronace ECC, estudia las posibilidades de aprovechar y valorizar de forma sustentable la biomasa residual de la industria forestal y agropecuaria, obtiene estimaciones de los consumos actuales de bioenergía, desarrolla innovaciones bioenergéticas participativas como biodigestores, estufas y dispositivos complementarios, y promueve programas de capacitación comunitaria en centros de innovación ecotecnológicos regionales alineados al modelo mexicano de innovación soberana para el bienestar.

La Ley General en materia de Humanidades, Ciencias, Tecnologías e Innovación (LGHCTI) establece mecanismos para sustentar la transición de un sistema energético basado en el uso de fuentes de energía más eficientes; integrantes del Pronace ECC destacaron la importancia de la bioenergía para la transición energética en México

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Por Alejandro Hernández Limón

Reportero con 20 años en los medios de comunicación radio, periódico y series de televisión.

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