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En un tranquilo vecindario de Taxco, Guerrero, la inocencia de una niña de tan solo ocho años se vio truncada de manera brutal. Camila, aceptó la invitación de su mejor amiga y vecina para disfrutar de una tarde en la «alberquita» de su casa. Sin embargo, lo que debería haber sido un momento de diversión se convirtió en una pesadilla inimaginable.

La tarde del miércoles 27 de marzo, Camila salió emocionada y brincando hacia la casa de su amiga. Las risas y los juegos llenaban el aire mientras los dos niñas compartían momentos de felicidad. Pero lo que nadie sabía era que ese día cambiaría sus vidas para siempre.

En un giro siniestro, la madre de la amiga de Camila, una mujer aparentemente amigable y confiable, se convirtió en la arquitecta de la tragedia. Camila fue secuestrada, su libertad arrebatada de manera violenta. Los padres de la niña recibieron una demanda de rescate, le pedían 250 mil pesos a cambio de la vida de su pequeña hija. Pero el dinero nunca llegó, y el corazón de Camila dejó de latir.

Los restos de la niña fueron abandonados en una bolsa negra, como si su vida no hubiera tenido ningún valor. La autopista Zacapalco – Rancho Viejo se convirtió en el escenario macabro donde su cuerpo fue desechado por la pareja sin piedad ni compasión.

La noticia del crimen se propagó rápidamente. Familiares, conocidos y pobladores se unieron en una movilización desgarradora. Los probables responsables, identificados y asegurados por la Guardia Nacional y el Ejército, enfrentaron la ira de la comunidad. Pero la justicia popular no esperó. Este jueves, la multitud expulsó a los presuntos asesinos y al hijo de la mujer de su escondite y buscó venganza. La madre de la amiga de Camila, señalada como secuestradora y homicida, sufrió una golpiza mortal, junto con su hijo un joven de aproximadamente 18 años, son dos muertos por el linchamiento.

La policía municipal de Taxco intentó intervenir, pero la furia de la gente no podía ser contenida. Los vecinos, aquellos que compartían la misma calle y aparentemente la misma cotidianidad, se convirtieron en jueces y verdugos. La agresión física contra los supuestos responsables fue implacable.

Videos compartidos en redes sociales mostraron la crueldad de los autores del homicidio. La comunidad, en su dolor y rabia, se unió para asegurar que la memoria de Camila no se desvaneciera en el olvido, exigían justicia.

El caso de Camila ha dejado una herida profunda en el corazón de Taxco. Los niños no deberían ser víctimas de la violencia, pero esta vez, la realidad superó cualquier pesadilla imaginable. La pequeña Camila, con su vestido colorido y su cabello en coletas, se ha convertido en un símbolo de la lucha contra la impunidad y la crueldad.

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Por Veral

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