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Seis personas fallecieron por las fuertes lluvias caídas en los últimos días en el este y centro de Cuba, que también dejaron cuantiosos daños materiales, según un nuevo informe de las autoridades publicado ayer por la prensa oficial.

Las lluvias, que comenzaron el jueves, amainaron gradualmente a principios de la semana. El agua empezó a retroceder en varias provincias y miles de evacuados comenzaron a regresar a sus hogares, informó el diario Granma.

Seis personas murieron, cuatro en las provincias orientales de Granma, Las Tunas y Santiago de Cuba, y dos en la central Camagüey, según la misma fuente.

“Indudablemente, este ha sido un evento no típico”, declaró el presidente cubano, Miguel Díaz-Canel, durante una reunión por videoconferencia mantenida el lunes por la noche con las autoridades provinciales.

El mandatario agregó: “aunque en nuestro país estamos acostumbrados a trabajar en condiciones de intensas lluvias, este (evento) tiene que ver de forma directa con el cambio climático”.

Según el jefe de Estado, “la inundación alcanzó niveles que no se habían visto en los últimos 30 años”, e incluso en muchos lugares “sus habitantes cuentan que es la primera vez que el agua llega a esas alturas, y sobre todo luego de una sequía extrema”.

Varias provincias del este del país llevan varios meses afectadas por la sequía.

Puentes, carreteras y sistemas de alcantarillado resultaron dañados por las lluvias, al igual que varios centenares de viviendas. Miles de hectáreas de cultivos, sobre todo de caña de azúcar, quedaron devastadas.

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