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La experiencia de estar enamorado es tan sobrecogedora que ha inspirado a infinidad de artistas a representar el estado de intoxicación divina que se siente. Libros, películas, pinturas todas contando de diferentes maneras y en diferentes tiempos la historia del encuentro romántico. El enamorado siente que el mundo tiene sentido y propósito, está rebosando de entusiasmo y energía, se siente vivo, conectado, feliz. Pero, ¿qué es este estado de enamoramiento? y ¿en qué se diferencia del amor?

El enamoramiento es un estado de intoxicación que ocurre casi de manera automática, en inglés se habla de “falling in love” que se traduce como “tropezarse o caerse” en el amor. La escuela junguiana de psicología explica que cuando estamos enamorados se proyecta a través de nuestra mirada que admira al ser amado, el alma, que está en el inconsciente. Lo vemos como un Dios o como una Diosa, nada de lo que haga nos molesta y todo parece fresco y divertido. Esto ocurre al ver solo la parte positiva del otro donde se proyecta y engancha nuestra propia alma.

Según dicha teoría las mujeres poseen un alma masculina que se llama “animus” y los hombres un alma femenina que se llama “anima” que se proyectan en sus amados. La madurez implica que podamos encontrar al totalidad uniendo lo masculino y lo femenino dentro.

El propósito de estar enamorado es dual: por un lado, provee, por medio de la atracción, el “pegamento” necesario para que deseemos estar con el otro en una relación de pareja, ya que, paradójicamente, el amor surge precisamente cuando esta proyección se retira y comenzamos a ver la humanidad del otro, ¡su parte oscura, que, sin este “pegamento” nos puede hacer querer salir corriendo! Es fácil encontrar atractivo a lo bueno de la persona, no tan fácil aceptar y amar lo negativo, por lo que el amor no ocurre de manera automática, requiere de esfuerzo sostenido. El verdadero amor es ver a la persona que amamos y ser vistos en toda nuestra humanidad, coctel de “mierda y oro”, como una totalidad.

Por otro lado, el enamoramiento es una herramienta de autoconocimiento ya que es necesario recoger la proyección de nuestra propia alma que estamos viendo en nuestro amado.

 Nuestra alma habita en el inconsciente y como tendemos a no poder ver nuestra propia belleza, la vemos proyectada afuera como si fuera del otro.

 Antes de la edad media se entendía este proceso de proyección y se usaba para el desarrollo espiritual de la persona. El caballero tenia a su dama que lo inspiraba a ir a ganar batallas y matar dragones, era un amor platónico, nunca se consumaba sexualmente. Normalmente la dama estaba ya casada, en un matrimonio de conveniencia con un terrateniente rico. La naturaleza del matrimonio era práctica. El enamoramiento era para descubrir el alma, el caballero proyectaba su anima sobre la dama y ella su animus sobre el. Al César lo que es del César y a Dios lo es de Dios.

En el matrimonio no había lugar para el enamoramiento, era un negocio que tenia que ver más con el deber, y bajo ciertas condiciones quizás podía surgir el amor a través del tiempo y la convivencia por medio de la aceptación amorosa de la humanidad del otro.

 Después de la edad media surgió el amor romántico en nuestra cultura, como lo conocemos ahora, donde el enamoramiento es, en la mayoría de los casos, una condición que precede al amor, y esto implica peligros ya que es mezclar mundos que es más seguro mantener separados, para no confundirlos, el enamoramiento platónico y el amor de la vida diaria. Este último está hecho de dos personas reales que coinciden en valores y metas, de negociaciones, muchas desagradables , del disfrute de lo bueno en la otra persona, pero también de la tolerancia de lo malo.

“El alma no puede proyectarse sobre una persona real, solo sobre una idealizada y la proyección se desmorona bajo el peso de la realidad. De ahí que exista el síndrome de Don Juan, quien va proyectando su alma de persona a persona sin poder dar el salto al amor real ni contener su alma dentro”, comentó Karina Eichner, fundaddora y psicoterapeuta de Fear Karma.

La alquimia del amor hoy en día presupone consciencia del propósito del enamoramiento tanto para forjar una relación amorosa real y también como herramienta para la vida interna profunda que nos llevará a ser personas más completas para podernos amar más profundamente en pareja.

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Por Veral

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