Matute, un perrito callejero, tuvo una segunda oportunidad gracias a unos trabajadores de una estación de servicio que lo rescataron luego de ser golpeado por un auto.
El pequeño fue encontrado por un niño en mal estado y llevado a la gasolinera, donde los empleados lo cuidaron y ayudaron a recuperarse.
Ahora, Matute es un miembro más de la familia de trabajadores y se desempeña como el empleado del año.
A pesar de las marcas en su rostro, el perro ya no siente dolor y es un recordatorio de la importancia de ayudar a los animales necesitados.