En México, 8.5 millones de seres humanos viven con asma; es una enfermedad respiratoria crónica que a escala global afecta a 300 millones de personas, 461 mil de ellas han muerto por esa causa. La mayor parte de esas defunciones tiene lugar en países de ingresos bajos y medio bajos, según datos de la Iniciativa Global para el Asma (GINA, por sus siglas en inglés), apuntó el investigador de la Facultad de Medicina (FM) de la UNAM, Luis M. Montaño Ramírez.

El también responsable del Laboratorio de Investigación en Asma de dicha entidad académica, mencionó que la prevalencia de este padecimiento en México es de 5 a 12 por ciento, según la región de que se trate.

En las costas, por ejemplo, su incidencia es mayor debido a la humedad, situación que propicia la proliferación de pólenes, ácaros, cucarachas, que desencadenan crisis asmáticas en quienes la padecen.

Al referirse al tema en entrevista, el experto expresó que es una de las principales enfermedades crónicas que afecta a la infancia y a las personas adultas, aunque los primeros son los más impactados.

Se debe a la inflamación de la vía aérea que involucra al músculo liso que rodea al tracto respiratorio el cual se contrae con mayor intensidad. En este proceso se produce exceso de mucosidad en dicha zona del organismo, volviéndose más angostas, lo que genera malestares respiratorios y limitación de la actividad física, lo cual interfiere con actividades cotidianas.

Se desconoce con exactitud qué la produce y por ello, además de ser hereditaria, es de difícil tratamiento. Sin embargo, la mayoría puede mantenerla controlada con el tratamiento adecuado, ello les permitirá tener una buena calidad de vida, afirmó.

Montaño Ramírez señaló que de los países miembros de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos, Estados Unidos encabeza la estadística en el número de muertes anuales por asma, con 4 mil 145 defunciones; le siguen México, mil 521; Reino Unido, mil 481; Japón, mil 158; y Alemania, mil 46 decesos.

Tipos de asma

Destacó que existen dos clases de asma: alérgica y no alérgica. En el primero, en el 50 por ciento de los infantes la sintomatología es inducida por alergias a polen y ácaros del polvo que se acumula en alfombras, peluches y camas. Es decir, donde no hay buena higiene estarán estos artrópodos de diminuto tamaño.

También contribuyen a las crisis asmáticas los pelos de animales de compañía como perros y gatos, así como la exposición a cucarachas, cuya proliferación por falta de limpieza deja partículas de sus heces, lo que desencadena una reacción alérgica.

Están relacionados los glóbulos blancos llamados linfocitos Th2, las principales células inflamatorias implicadas son los eosinófilos y puede manifestarse también en adultos. “Los pacientes responden bien a los esteroides inhalados o antiinflamatorios esteroideos”, abundó.

En cuanto a la no alérgica, las crisis podrían desencadenarse principalmente en adultos (aunque también en infantes) por realizar ejercicio, debido al frío, por ritmo circadiano (durante la madrugada podría suceder y en el día la persona mejora), emociones, como consecuencia de algunos medicamentos y comorbilidades como diabetes u obesidad, sobre todo en mujeres.

La enfermedad puede ser leve, moderada o grave, y relaciona a otro linfocito, el Th-17, que implica a diversas sustancias que conducen a una inflamación neutrofílica. Ello significa resistencia a los esteroides inhalados, lo que ocasiona que sea difícil su tratamiento, detalló.

Durante la niñez, los varones son más propensos a sufrir crisis asmáticas. A partir de los 14 años, la testosterona –cuyos niveles se disparan y se mantienen hasta los 50 años aproximadamente– puede proteger a este sector de la población contra la recurrencia de crisis asmáticas, explicó el especialista.

Es decir, la hormona sexual masculina sirve de protección hasta que cumplen 50 o 55 años, cuando los niveles comienzan a disminuir. “Es por ello que, al no presentar crisis asmáticas en esa etapa de la vida, creen que ya no padecen la enfermedad, pero no es así”.

En el caso de las mujeres, subrayó, a lo largo de su vida tienen mayor prevalencia de presentar crisis asmáticas, en comparación con los varones por las hormonas sexuales, estrógenos y la progesterona. De hecho, existe un tipo de asma en embarazadas asmáticas, de ellas un tercio no presenta esta situación durante la gestación, otro tercio mejora y otras empeoran.

Aun cuando no es una enfermedad tan grave si se mantiene controlada, es incapacitante, según su intensidad (leve, moderada o grave), y podría ser causa de muerte sino está bajo control. Por ello, es indispensable consultar a un médico neumólogo.

Informó que en el Laboratorio de Investigación en Asma se realizan estudios en el tema utilizando como modelo al cobayo (una especie de roedor), porque fisiológicamente se parece mucho al ser humano.

Cuando una persona llega al hospital por una crisis y le aplican salbutamol como tratamiento, es importante considerar su sexo. Si es varón probablemente requiera que se le administre una dosis menor. Los estudios que realizamos nos han llevado a obtener estas conclusiones. “Nos estamos encaminando hacia un tratamiento personalizado para un mejor control del asma, y donde el sexo es relevante”, finalizó Montaño Ramírez.

Por Veral