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Como parte de las actividades de la asignatura Teoría urbana de la Licenciatura en Arquitectura de la IBERO Puebla, el Lic. Juan Luis Bolaños Berruecos compartió algunas consideraciones que los profesionistas de la construcción de asentamientos humanos deberán tener en cuenta para el diseño de ciudades sustentables y ambientalmente pertinentes.

El concepto de metabolismo se utiliza para comprender cómo se comporta el cuerpo con respecto a la apropiación (anabolismo) y excreción (catabolismo) de comestibles. La energía que de estos emana se transforma en trabajo a través del funcionamiento del organismo, lo que a su vez deriva en calor.

Proceso similar ocurre en el metabolismo social, donde se presentan procesos de transformación de la materia natural para satisfacer las necesidades de los diferentes grupos poblacionales. Los procesos de anabolismo se relacionan con la producción primaria (agrícola) y el catabolismo se presenta en la transformación de los recursos en servicios. Esto se traducirá en la generación de residuos, muchos de ellos contaminantes.

La ciudad fue reconocida por la UNESCO como sistema vivo en 1973 con el fin de comprender cómo se componen los ecosistemas urbanos. En la actualidad, se busca virar hacia esquemas que prioricen la movilidad del transeúnte y de los medios no motorizados, así como el rescate y generación de espacios verdes.

Este modelo de asentamiento se presenta como un medio urbanizado cuyo funcionamiento opera a base de intercambios de materia, energía e información. Pese a que en las ciudades se presentan interacciones entre organismos vivos, advirtió Bolaños Berruecos: “nuestra dinámica urbana ha ido desplazado a otros seres vivos. Debemos propiciar las condiciones para que se den estas interacciones”.

El metabolismo urbano determina las exigencias de materias primas y el impacto que su empleo tiene en la biósfera. Las áreas urbanas tienen una gran concentración de energía por unidad de superficie a comparación de un campo de cultivo o un ecosistema natural. Por ello, las magnitudes de los flujos generados en las ciudades están provocando múltiples desequilibrios en la naturaleza.


El perfil metabólico de la relación sociedad-naturaleza está sujeto a la densidad poblacional, el uso de materiales por habitante o por superficie, el porcentaje de población agrícola y la energía por superficie.


Además, este metabolismo cumple con diferentes ciclos: el atmosférico, donde la contaminación del aire genera efectos de isla térmica; el de materia orgánica, consecuencia de la falta de ejercicios de reciclaje; el hidrológico, producto del descuido generalizado del agua, y el energético, con el retroceso de las energías limpias producto de las nuevas políticas.

En respuesta, el académico de la IBERO Puebla vio necesario mejorar las calidades del agua, del aire, acústica y de vivienda, así como la seguridad vial y el acceso a áreas verdes. Para ello, se proponen tres estrategias de sustentabilidad en las ciudades:

Establecer un programa de ordenamiento ecológico territorial, lo cual definiría el tipo de uso que se le dará al suelo para prevenir situaciones de riesgo y conservar las áreas naturales sin frenar el desarrollo urbano.
Realizar una evaluación del impacto ambiental de cada zona para conocer las condiciones a las que se sujetarán las obras y contemplar los posibles desequilibrios ecológicos con base en la capacidad de autorregeneración de recursos.
Impulsar la economía circular, cuyo objetivo es que el valor de productos, materiales y recursos se mantenga en la economía durante el mayor tiempo posible, haciendo frente a fenómenos como la obsolescencia y la falta de seguridad hídrica.

El metabolismo urbano describe un ecosistema que se lleva a cabo al interior de los centros urbanos. No se ha logrado entender cuáles son las dinámicas respecto al consumo de energía y su eventual desecho de residuos, pues el concepto de medioambiente no es claro en cuanto a relación entre la sociedad y la naturaleza.

Si bien no existe un modelo único de ciudad habitable y sustentable, para Juan Luis Bolaños es más eficiente la rehabilitación y reúso de zonas consolidadas que la edificación de nuevos fraccionamientos. “Traten de no perder de vista el factor medioambiental. No queremos que queden en la arquitectura de la vieja escuela, sino que estén adaptados a las nuevas condiciones”, exhortó a los jóvenes universitarios.

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Por Veral

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