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Una niña de tan solo 3 años de edad fue declarada muerta por un médico, pero despertó en su velorio. Sin embargo, murió de camino al hospital.


Los hechos ocurrieron en San Luis Potosí, donde las autoridades estatales ya investigan presunta negligencia médica.
Camila presentó vómito, fiebre y diarrea repentinos el 17 de agosto, síntomas por los que su madre la llevó al Hospital Comunitario del municipio de Salinas, a 40 km de su pueblo natal, La Herradura.
En el hospital le colocaron toallas mojadas para bajarle la calentura y suministraron supositorios. Le recetaron suero y 30 gotas de paracetamol.


De regreso en su casa Camila continuó enferma y su madre la llevó con un médico particular quien dijo que era mejor llevarla a un hospital.


Así, la niña fue llevada a Urgencias del hospital, donde al cabo de dos horas le informaron que la niña había muerto.
El médico que atendió a la menor dijo que esta había muerto a consecuencia de una deshidratación severa, diarrea aguda y shock hipovolémico.


Durante el velorio la madre de Camila notó que esta había movido los ojos y que el vidrio de su féretro estaba empañado como si ella siguiera respirando.


Aunque la mayoría de los asistentes creyó que la mujer estaba alucinando por el dolor de haber perdido a la niña la abuela Felicitas Martínez destapó la caja y pasó por el rostro de Camila la linterna de su teléfono móvil, lo que hizo que la menor abriera los ojos.


De inmediato llamaron a la enfermera de la comunidad, quien confirmó que Camila estaba viva y se pidió una ambulancia.
La pequeña fue llevada nuevamente al Hospital Comunitario de Salinas de donde fue remitida al Hospital Central en la capital de San Luis Potosí.
Pero en el trayecto la niña murió víctima de edema cerebral, falla metabólica y deshidratación.

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