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La alegría y la esperanza regresaron a la comunidad de la Candelaria Teotlalpan, en el municipio de Totolac, en Tlaxcala, gracias al trabajo que los restauradores de la representación estatal del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) realizaron para recuperar el conjunto escultórico de la Virgen de la Candelaria del templo de la misma advocación, el cual fue cerrado por los daños derivados del sismo de 2017.

El Centro INAH Tlaxcala atendió una petición hecha en 2019 por los habitantes de La Candelaria Teotlalpan, para acudir a su templo y observar la situación en que se encontraban sus imágenes, entre ellas, las que integran el conjunto escultórico de la Virgen de la Candelaria: la escultura mariana, su base y un Niño Dios, así como cuatro pinturas de caballete.

La restauradora responsable de la intervención, Jazziel Lumbreras Delgado, informó que derivado de la inspección y evaluación del estado de conservación de las obras, se determinó que presentaban afectaciones por humedad, ataque de insectos xilófagos y hongos, por ejemplo, las cuatro pinturas de caballete se llenaron de estos últimos en más de 50 por ciento de su superficie.

En tanto, la escultura de la Virgen de la Candelaria, la cual data del siglo XVIII y tiene 158 centímetros de altura, presentaba ataque de insectos en el soporte e, incluso, “al cargarla, los dedos de la mano se hundían en la talla, el daño era tal que la madera, prácticamente, se deshacía”.

Tras indicar que la restauración de las obras se hizo con la aportación de los materiales por parte de la comunidad, la especialista explicó que la intervención de la imagen mariana “fue compleja, porque primero se tuvo que hacer una consolidación para poder estabilizarla, y después retirar intervenciones realizadas en décadas anteriores, debido a que había sido repintada completamente para ocultar algunos detalles como pequeñas pérdidas de color y abrasiones”.

Asimismo, comentó que la intervención de esta pieza fue un reto técnico, ya que la madera se pulverizaba al contacto, por lo que se tuvo que reponer parte de la misma, mientras que otras zonas se inyectaron para consolidarlas; eliminar el repinte implicó más tiempo.

“La talla fue manufacturada en madera policromada y estofada, y con la intervención se rescataron los acabados originales. Ahora, la comunidad prevé presentarla ante la comunidad, en febrero próximo, con la dignidad que merece”, comentó.

Lumbreras Delgado mencionó que también se recuperó y estabilizó el nicho de la escultura, su base de madera policromada y plateada –de 50 centímetros de altura–, la cual también había sido recubierta con pintura.

Por lo que respecta a la imagen del Niño Dios, dijo, presentaba suciedad y repintes, que le fueron retirados. A la restauración del conjunto escultórico le siguió la reposición de elementos, resane, y reintegración cromática y de dorados y plata.

La restauradora explicó que debido a la contingencia derivada de la COVID-19, las actividades se iniciaron con trabajo de gabinete, mientras que la intervención directa en la obra se llevó a cabo entre julio y noviembre. “Durante esta intervención, que se efectuó in situ, en las instalaciones del Templo de La Candelaria Teotlalpan, en todo momento, se guardó el protocolo de seguridad indicado por las autoridades sanitarias del país, destacando de manera importante el apoyo recibido por parte de la fiscalía de la población”, subrayó.

Sobre las cuatro pinturas de caballete, explicó que carecen de firma de los autores, sin embargo, destaca la titulada Retrato de Don Juan Antonio Merlo de la Fuente Xicohtencatl, del siglo XVIII, por tratarse de la estampa del primer sacerdote originario de Tlaxcala, nombrado obispo con la misión de ir a las Hibueras o Higueras (hoy Honduras) a evangelizar esos territorios, llegando a ocupar la mitra episcopal de Comayahua, que durante mucho tiempo fue la capital de esas tierras.

“Esta pieza presentaba el ataque de hongos por ambos lados, y el daño había llegado a un grado tal que ya no se distinguía la parte superior del cuadro ni el rostro del religioso representado. Además, se le había colocado un entelado de algodón con algún adhesivo sintético, el cual se le retiró porque también tenía hongos, y provocaba problemas de estabilización en la capa pictórica”, refirió.

Sobre las demás pinturas: Arcángel con Niño DiosLa Última Cena (ambas del XVIII) y San José con el Niño Dios (del XIX), la especialista indicó que presentaban problemas de humedad, hongos y roturas, producto de la descomposición de los soportes.

La intervención consistió en estabilizar las obras para evitar que el hongo siguiera atacando, y se hicieron limpiezas superficiales para quitar el polvo y los rastros de otros materiales ajenos, así como la eliminación de microorganismos; también se consolidó la capa pictórica, y se retiraron intervenciones anteriores, como pequeños parches que habían sido mal colocados.

Por último, la restauradora del Centro INAH Tlaxcala comentó que en las perforaciones de algunas de las obras se colocaron parches y bandas, y en la alusiva a san José se colocó un reentelado para estabilizarla. Posteriormente, se hicieron los resanes, la reintegración cromática y, finalmente, la aplicación de barnices y acabados.

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