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Aunque México fue reconocido por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como el primer país libre de rabia transmitida de perros a humanos, es importante continuar con la vacunación de los caninos contra esta enfermedad, pues hay quienes piensan, erróneamente, que como está controlada es innecesario inmunizarlos, afirma el académico de la Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia (FMVZ) de la UNAM, Jorge Francisco Monroy López.

“Si suspendemos la vacunación es muy probable que el problema vuelva a surgir, porque tenemos reservorios naturales de la enfermedad, animales de vida silvestre como los murciélagos, zorros, zorrillos, mapaches”.

El problema también es importante para la ganadería, porque hay vacas y caballos que aún mueren por esta enfermedad, señala el experto con motivo del Día Mundial contra la Rabia, que se conmemora el 28 de septiembre, en homenaje a Louis Pasteur, quien produjo la primera vacuna contra este mal.

En nuestro país, prosigue el universitario, los pocos casos ocasionales que se presentan en humanos han sido por contacto con especies distintas a los perros. Advierte que siempre hay que sospechar de un animal silvestre que se acerca a los individuos porque lo natural es que se alejen. “Cuando no huyen pueden estar enfermos, puede ser rabia”.

De acuerdo con la Organización Panamericana de la Salud (OPS) esta enfermedad se presenta en 150 países de los cinco continentes, donde se registran aproximadamente 60 mil muertes humanas anuales, en la mayoría de los casos el perro es la fuente de infección.

En América Latina y el Caribe, a partir de 1983 se lleva a cabo el Programa de Eliminación de la Rabia Humana Transmitida por el Perro, coordinado por la OPS y la OMS, mediante el cual se ha reducido en más de 95 por ciento los casos, tanto en humanos como en caninos.

Se estima que cada año se vacunan cerca de 100 millones de perros en campañas de inmunización. La recomendación de estos organismos es mantener una cobertura de inoculación arriba de 80 por ciento, como una estrategia para reducir la circulación del virus

“Todo es resultado de una tenencia irresponsable, de gente que convierte a sus perros en armas, literalmente, los traen dispuestos a dispararlas”, agrega el académico quien se pronunció por evitar la reproducción masiva de perros, por esterilizarlos a edades tempranas y garantizar que tengan una vida larga y plena.

Francisco Monroy López detalla que la rabia es una enfermedad aterradora, el virus causante llega a algún nervio periférico y a partir de ahí se multiplica para entrar al sistema nervioso central donde destruye las neuronas y las obliga a producir nuevos virus.

Los individuos afectados pierden la capacidad de controlar sus músculos y tienen cambios de comportamiento. También presentan hiperestesia (aumento anormal y doloroso de la sensibilidad táctil), hiperacusia (hipersensibilidad auditiva) y fotofobia (intolerancia anormal a la luz).

“Sienten mucho más, son hipersensibles y eso les produce dolores de cabeza. Además, se les dificulta beber agua y comer, lo más humanitario es sedarlos. Las personas que mueren son principalmente por paros cardiorrespiratorios”, concluye el académico de la FMVZ.

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Por Veral

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